domingo, 8 de diciembre de 2013

Jorge Morales Miranda ¿Centros de interpretación?

La expansión de los “centros de interpretación” ha provocado la desvirtuación de su término, pues esta disciplina recibe el nombre de Interpretación ambiental o del Patrimonio. En lugar de centro de interpretación se ha pensando en usar otros términos que son más cercanos al público, como por ejemplo: centros de visitantes, de recepción, de acogida, de información, etc…
Cuando interpretamos el patrimonio lo que realmente estamos haciendo es descifrar el lenguaje técnico, puesto que los vestigios del pasado se les suele dotar una complejidad, por lo que esa traducción tiene como objetivo principal el hacer que la información del patrimonio cultural sea de fácil entendimiento para todos los visitantes, ya que hay que tener en cuenta de que no se ofrece la información a un solo tipo de público, sino a varios por lo que debemos tener en cuenta que existen múltiples públicos en los que nos encontraremos con personas que no están especializados en este ámbito, o que no tienen ningún tipo de idea sobre el patrimonio, y estas personas pueden ser turistas, domingueros, y demás. En definitiva nos referimos a los visitantes. Por lo tanto, debe hacerse una comunicación dinámica, la cual tendrá lugar en el mismo centro.
Hay que tener en cuenta que la interpretación es un instrumento que nos sirve para comunicar, y que a su vez compagina elementos creativos, técnicos, que son usados para comunicar algo en relación al centro visitado, y es el guía del centro el que mejor puede realizar este propósito puesto que posee la formación adecuada para tal cometido. El equipamiento tecnológico del centro es un añadido más, pero la información que nos proporciona está por así decirlo en un escalón por debajo a la información transmitida por el guía, puesto que como dije anteriormente no existe un solo público, por lo que la adaptación del guía al variado público supone una ventaja más respecto a lo tecnológico.

Destacar que el autor Jorge Morales Miranda coincide en un aspecto con la autora Carolina Martín Piñol, pues comenta que los centros de interpretación que conoce no son entretenidos, poniendo en evidencia la falta mejorar las estrategias de los centros para facilitar la comprensión de lo que se quiere transmitir, y así de esta forma acercarse al visitante para cumplir un requisito fundamental dentro del Patrimonio Cultural, que no es otro que la rentabilidad social, y en este sentido estoy totalmente de acuerdo con el autor en que sería positivo que los centros implantasen en sus estrategias algunas técnicas de comunicación, como las evaluaciones para así poder comprobar si la información dada ha tenido un efecto positivo en los clientes.

Martín Piñol Carolina, Los centros de interpretación, un fenómeno de cambio de milenio

Para comentar dicho artículo, creo que debemos tener en cuenta antes que nada que los objetos, los datos, y la información entre otros elementos, ya que deben quedar encuadrados en un marco definido para poder explicar de qué tratan y el cómo tratarlos. Pues bien, atendiendo a esto, cobran importancia los museos, pero estos deben pasar por una renovación estructural, debido a que son vistos por una parte de población como un elemento que no conduce hacia algo “entretenido” , por lo que un uso de las nuevas tecnologías aplicadas al conocimiento podría ser una solución ante el descontento de la población. Por esta razón, surgen los “paramuseos” que es un modelo mixto, entre el museo convencional y los equipamientos culturales que están basados en el concepto de visitor`s center, el cual se expande por las empresas que tienen como fin la construcción de museos ya que los trámites para su edificación son mas complicados.
La expansión de los centros de interpretación puede explicarse porque posee una planificación escasa, y sucede lo mismo con su regulación normativa. Además de esta primera causa, existen otras como por ejemplo, la ventaja de los centros de interpretación respecto a los museos reside que en este último necesita de colecciones lo que lleva a una previa investigación, así como el ofertar una serie de plazas para labores de conservación, restauración, etc. Mientras que los centros de interpretación no precisa lo mismo que un museo, es más, como dije anteriormente, al no precisar de una planificación férrea la investigación puede ser improvisada, así por ejemplo si no se dispone de una colección de piezas se pueden usar réplicas, como es el caso de la réplica de la Cueva Pintada de Gáldar que se encuentra en el Museo Canario. El mantenimiento de los centros de interpretación también difiere de los museos ya que es aleatorio y según las disponibilidades municipales.

Pero las ventajas de los centros de interpretación pronto van a ser contradictorias puesto que su mala gestión le llevará al fracaso, y en este sentido cabe hacer mención que muchos de estos centros nacen en su mayoría de una necesidad política social y no social, por lo que no se tienen en cuenta las demandas y necesidades culturales. La transmisión de dichos centros hacia los municipios es realizada como una especie de regalo o contrapartida, puesto que se da por hecho de que el equipamiento lleva implícito beneficios económicos ya que es una forma de dinamizar la oferta turística, pero esta idea cojea en el sentido de que si no existe una estrategia turística como el simple hecho de la no existencia de alojamientos de calidad alrededor ya que es una desventaja bastante notoria. Además de esto, estos centros no suelen poseer un restaurante propio al cual se podría reconducir la clientela, y que va a suponer una entrada más de ingresos. El problema se agrava por la falta de planificación porque aparte de su escasa publicidad, también influye negativamente el hecho de que no se haya planificado con exactitud quién se encargará del centro, o no se haya planteado la formación del personal del centro, y esto va a llevar lógicamente al fracaso.

viernes, 6 de diciembre de 2013

El Patrimonio Cultural. ¿lastre o motor de la economía en un contexto de crisis?

Se trata de un artículo realizado por Xavier Greffe en el que hace alusión a la crisis de los años 2007 y 2008, y las consecuencias que trajo consigo.

Ante la crisis son muchas las voces que se han lanzado a verter su opinión acerca de si el patrimonio cultural es beneficioso en una época de crisis, o por si el contrario, se convierte en un escollo más, puesto que el dinero que se desvía hacia este podría ser financiado por ejemplo para otras actividades como la investigación y el desarrollo de tecnologías. Pese a su carácter simbólico existen premisas que justifican el hecho de seguir apostando por el Patrimonio. Una de esas premisas las encontramos en este sentido es que contribuye al desarrollo sostenible, y al mismo tiempo  posibilita puestos de trabajos, pero para que esto se cumpla se debe incidir en la modernización del patrimonio desde el exterior, es decir, al patrimonio hay que darle una nueva mirada, una nueva perspectiva que ayude a sacar a la luz todo el potencial que posee. Cuando se alude a que los monumentos, museos, y demás dejan de convertirse solamente en algo simbólico para adquirir otras connotaciones como generador de empleos es porque la población observa que el turismo cultural y no de sol y playa se convierte en una oportunidad puesto que genera un crecimiento económico, no solo en el Patrimonio Cultural en sí, sino a sus alrededores. Estos argumentos deben verse como una ofensiva ante la postura de las instituciones que han decidido ante la crisis económica.
Aparte de lo relacionado con la cultura y el turismo, y los beneficios derivados de dicha unión, hay que comentar la vinculación de la cultura con la creación también tiene efectos positivos. La cultura no solo produce beneficios intrínsecos asociados al ámbito estético, sino además produce beneficios que no están relacionados con lo estético, como los beneficios educativos, puesto que al conocer el patrimonio mejora por ejemplo la asimilación de nuevos conceptos. Además, el arte favorece una mayor socialización de las personas y un proceso de integración social. Entonces de todo esto se deduce que la cultura en su acepción más general contribuye a una cohesión social, a limitar los comportamientos agresivos, aunque se ha de señalar que no todos los individuos adquieren ciertas pautas,  valores, o las adquieren a un ritmo de tiempo diferente  o simplemente no las adhieren.
En cuanto al patrimonio y al desarrollo medioambiental hay que señalar que a diferencia de las nuevas construcciones, las antiguas permiten el ahorro de energía, por lo que desde el punto de vista medioambiental la segunda opción es la más positiva en este sentido ya que los materiales empleados como la madera, piedra, y demás no implican tanta energía incorporada  ni son tan perjudiciales para el medio ambiente como sí ocurre con el caso del plástico, aluminio, etc.. En otro orden, si miramos al patrimonio en el ámbito de nuestras vidas y que queda incorporado en el paisaje podemos observar como la sociedad convive diariamente con el patrimonio, y es la sociedad quien le proporciona un sentido al fomentarlo y al adoptar políticas de conservación para el mismo.
Cabe hacer mención que el patrimonio pese a su apariencia rígida no es algo inmutable. Además, de esto existen 4 tipos de patrimonio: El primero, el patrimonio de distrito patrimonial donde existe un patrimonio importante asociado a la presencia de un monumento principal, y asociado a la presencia de un lugar histórico. Luego nos encontramos con los distritos de valorización del patrimonio: Con la renovación de edificios por ejemplo se quiere contribuir en lo posible para lograr ciertas animaciones y actividades por medio de talleres, estudios de creación, etc. En tercer lugar, encontramos la re-conversión de solares industriales en solares culturales ofreciendo nuevos servicios en zonas que antes estaban abandonadas y posibilita a los grupos locales el poder reconstruir sus identidades. En último lugar, se encuentra el distrito de cultura material que hace mención a los productores de objetos.
En otro orden, frente a las estrategias físicas destinadas a la conservación y protección del patrimonio material, tendremos que enfocar dichas estrategias de diferente forma si estamos atendiendo a un patrimonio inmaterial puesto que para su supervivencia emplearemos otros métodos tales como la formación y transmisión de actividades frente a la restauración por ejemplo. Por último, para dar a conocer el Patrimonio Cultural hay que emplear los esfuerzos en la población infantil para que de esta forma vayan adquiriendo los conocimientos necesarios para poder conocer y valorar el Patrimonio.

Para concluir, se puede afirmar que Xavier Greffe apuesta por la idea de seguir invirtiendo en el patrimonio, puesto que entre otras cosas permite crear puestos de trabajo. En mi humilde opinión, pienso de la misma forma que Greffe, puesto que si algo posee una rentabilidad como es el patrimonio que ofrece una rentabilidad social debe seguir existiendo las inversiones para el mismo.